sábado

Un cachito de Ternura


Andaba el otro día por internet y caí en un artículo en el que se cuenta que las orcas, las ballenas piloto y las abuelas somos los tres únicos mamíferos que sufrimos/disfrutamos de la menopausia.

El encabezado del artículo dice:
“El misterio evolutivo de la menopausia está un paso más cerca de ser resuelto gracias a la investigación sobre las ballenas asesinas"

Dejando el mundo de los mamíferos marinos en manos de los sabios, dejadme que os cuente la que me parece a mí razón para que así ocurra en el caso de las abuelitas.

Bueno, pues...

...Desde que los antepasados de Lucy hace algo menos de cuatro millones de años, comenzaron a desplazarse sobre dos patas/piernas, la preñez/embarazo de las hembras/mujeres se complicó en gran manera.

Por una parte la cabeza de la cría/bebé era cada vez mas gorda, pues la evolución del homínido al hombre implicó una creciente capacidad cerebral.

Por otra, al cambiar la estructura anatómica de su pelvis, al adaptarse a la marcha erguida, le complicó las cosas a la hora de parir/dar a luz.

La triste evidencia del peligro que corrían, quizá fuera un importante impulso para la cohesión de los miembros de la manada/tribu, y el nacimiento de un sentimiento de hermandad entre las féminas: Todas ellas se implicarían en los partos/alumbramientos, para ayudar a la compañera.

De hecho, en mi tierra, los alumbramientos fueron, en general, cosa de mujeres hasta mediados del siglo pasado.

En cambio, desde finales de este mismo siglo la medicina ha tratado de implicar a los padres en el acompañamiento a la mujer en tan difícil momento.

Las abuelas de hoy en día tuvimos lo peor de los dos mundos: fuimos apartadas del lecho matrimonial y del hogar, donde parían nuestras madres, y de las hermanas, cuñadas y vecinas, que a nuestras madres acompañaron, para arrinconarnos en un paritorio aséptico e impersonal, con la única compañía de una comadrona rezongona y un médico frío y distante.

Pues bien,

Mientras que el hombre primitivo no tenía mejor manera de dejar mucha descendencia que ir “dejando su semillita” por donde quiera que iba, para la mujer cada embarazo representaba un elevado riesgo de muerte


(sacado de)

Pongamos por caso: La mujer alcanzaba la madurez sexual a los 15 años.

A esta edad tendría su primer hijo.

Lo criaría a pecho hasta que le salíeran las primeras muelas, hacia los dos años.

Los dos años de crianza espaciarían los embarazos una media de tres años, ya que no es frecuente el embarazo durante la lactancia.

Los treinta años de vida fértil le proporcionarían una abundante prole de (digamos) cinco hijos y cinco hijas, de los cuales quizá murieran dos o tres, pues también era elevada la mortandad infantil...

...de sus tres o cuatro hijas, una o dos morirían de parto, cuando les tocara ser madres, dejando a sus pequeños...

...al cuidado de la Abuela que habría pasado con éxito la fase de progenitora para convertirse en la Gran Madre.

El cuidado de los nietos huérfanos sería una estrategia de supervivencia superior a tener algún hijo más, si a cambio se perdían los nietos huérfanos, desamparados.

............

Bueno, es un tema el de hoy que seguramente gustará poco a las feministas.

Es muy posible que las Abuelas dediquemos a partir de ahora nuestra fértil menopausia a arreglar el mundo o a obtener premios Nóbel, pero esa no es razón para que no se reconozca y respete el papel de Grandes Madres Cuidadoras que hasta ahora hemos tenido.

De hecho muchas de las mujeres que abarrotan metros y carreteras camino al trabajo, todas las mañanitas de mi Madrid, lo pueden hacer gracias a una Abuela que ha renunciado a sus planes y gustos particulares, por cuidar a un pequeño mocoso que las llama “agüeeeeeeeeeeeeela” de esa manera tan especial, y que les enternece y les llena el corazón de una manera que ni siquiera los hijos pudieron: como sólo los nietos pueden y saben.

Bueno, y esto es todo, amigos.

Esta mañanita, a las ocho en punto, por la tele, he oído el chupinazo, y luego he visto el Encierro: ¡Viva San Fermín!!

Los Sanfermines también son políticamente incorrectos, pues, además de ser fiestas “en honor” de un santo, (cosa que soportan mal nuestros queridos y muy radicales dirigentes actuales), la cuota femenina deja mucho que desear


(aunque como podéis ver en la foto sacada de ya estamos en ello).

Bueno, os dejo.


Que, como dicen en Pamplona, el Capotillo de San Fermín os libre de todos los peligros.


Es lo que os desea,


Vuestra anciana abuela





1 comentario:

  1. Muy interesante tu BLOG mi anciana abuela. Besos de luz desde Miami en donde hay muchas abuelas que se quedan en casa criando a los nietos mientras las hijas trabajan para ajustar las cuentas y traer pan y abrigo.

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