viernes

Un Déjà vu

Leyendo las noticias del día entro en una página terrible: el relato del trágico del derrumbe en la fábrica textil de Bangladesh

 
Asoma a sus página una estremecedora imagen:  Anna, una preciosa, apacible, resignada mujer de 16 años, a quien han tenido que amputar la mano para liberarla del amasijo donde había quedado atrapada.

Me da reparo llamarle joven o adolescente  un ser humano que ha luchado y peleado en sus dieciséis cortos años de vida, mucho mas que yo en toda la mía.

Miro a Anna. Me impresiona su hieratismo, su asunción del horror como algo cotidiano, sin un gesto, sin una lágrima. 





 Joan Planella, pintor español del siglo XIX, realizó este precioso, tiernísimo cuadro, la nena obrera, n 1882.

La niña del cuadro apenas alcanza los diez años. No puedo evitar mirar sus manitas desnudas, su ropa holgada, su cabello mal recogido, tan cerca de las ruedas dentadas...


El edificio original era de cinco plantas. El dueño añadió tres mas, sin ningún tipo de liciencia. El día anterior fue dealojado al aprecer grietas. Al día siguiente, sin embargo, el dueño ordenó que volviera todo el mundo al trabajo. Tras el hundimiento de la fábrica de Dacca, miles de familiares y curiosos se acercan a ver el desastre y la marcha del rescate.


Hace cien años, en marzo de 1911, una fábrica textil  - Triangle Shirtwaist Factory- fue presa de un incendio. El fuego empezó en el piso octavo, y subió hasta la azotea, dos pisos mas arriba. Algunas puertas habían sido cerradas a propósito, para evitar posibles robos. Ante la falta de escapatoria, muchos se lanzaron fuera del edifico y murieron de la caída, a otros les alcanzó la muerte dentro de la fábrica. A los pocos minutos de estallar el incendio en Nueva York, la multitud y algunos parientes se arremolinan en torno a la fábrica.




Estas son las ruinas de lo que había sido un edificio de ocho plantas, que nunca debió alcanzar mas de cinco.


Parece que el edificio no pudo resistir el sobrepeso de las tres plantas, junto con la constante vibración del traqueteo de las decenas de máquinas, un día tras otro.


Así quedó la fábrica americana tras el incendio. Comenzó en la octava planta, y subió a las dos posteriores. La mayor mortandad fue en la novena planta, donde el fuego les cogió de sorpresa y sin posible escapatoria.
  

Los talleres estaban abarrotados de máquinas y seres humanos, convirtiendo el lugar en una ratonera. Adosados a las paredes se encontraban largos percheros con ropa acabada. A todo esto hay que añadir retazos de tela por todos los lugares, además del aceite de engrasar las máquinas. El suelo era de madera. 


Los cadáveres han sido trasladados a un lugar que hace las veces de morgue. Allí, cientos de bengalíes se amontonan  buscando a sus seres queridos.

Imagino la búsqueda febril, la lucha furiosa entre el deseo de reconocer los queridos restos para darles sepultura, y la esperanza de no encontrarlos, a la espera de un milagro. La última rescatada es Reshma Begum, tras diecisiete días bajo los escombros. "En un momento dado, me dormí pero de repente me desperté y era difícil saber si era de día o de noche..."


 
En el muelle de Nueva York, se habilitó un hangar para que sirviera de morgue. Las víctimas fueron colocadas en ataúdes a la espera de que fueran identificadas por sus familiares.

Hyman Meshel fue rescatado de entre las ruinas cuatro horas despues del incendio. "...en la caja del ascensor, con el agua (de las mangueras) hasta el cuello....paralizado por el miedo, temblando y gimiendo como un animal herido .."



La multitud salió a la calle en protesta por este y por muchos otros accidentes que se dan a diario en estas fábricas. No solo se manifestaron en Dacca, sino en otras ciudades de Bangladesh. Los manifestantes pedían castigo para los responsables.

 "... [se] suspendióal alcalde de Savar y arrestó [al ingeniero] acusado de ayudar al propietario a añadir tres pisos ilegalmente a la estructura .... El propietario del edificio había sido arrestado poco antes."

 

 
El incendio conmovió a todo el país. Las centrales  obreras americanas se manifestaron. Muchos trabajadores se adhirieron a estas centrales en busca de condiciones de trabajo mas seguras. Se pidió justicia, y que los jefes de la fábrica fueran juzgados.

A las dos semanas del incendio los dueños de la Triangle Shirtwaist fueron detenidos y acusados de homicidio.




Bangladesh lucha en estos momentos por un crecimiento económico que le saque del estado de pobreza extrema en que se encuentra. Dacca es uno de los centros industriales. Aquí se han creado las llamadas Zonas de Procesamiento de Exportaciones (EPZ) en las que se fabrica tres cuartas partes de las materias que exporta el país. De estos centros sale ropa de moda para las grandes marcas distribuidoras de ropa del Mundo Occidental. En sus cuatro mil quinientas fábricas laboran tres millones de personas. Los trabajadores de estas EPZ son jóvenes bengalíes procedentes de zonas rurales en busca de una vida mejor. Desde sus lejanas aldeas imaginan Dacca como un lugar de libertad y bienestar.



La Triangle Waist Company estaba especializada en las "shirt waist", un tipo de blusas que se ajustaban a la cintura, con anchas mangas vaporosas. Hacían furor entre las neoyorkinas. En esta fábrica trabajaban 600 personas. La mayoría mujeres, menores de veinte años, inmigrantes de primera generación, que a penas hablaban ingles.

Seguramente, un país con Ciento Seseta Y Siete Millones De Habitantes como Bangladesh no se puede permitir el lujo de perder la clientela que mueve sus fábricas, que le ayudan a salir del estaddo de extrema pobreza. Pero algo tendremos que hacer.

Para que dentro de cien años, nadie tenga que volver a sacar un post como este. 

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